martes, 7 de diciembre de 2010

2.2. ENAJENACIÓN


FUENTE:
D’Amato, P. 31 de octubre de 2003
ENAJENACIÓN
http://socialistworker.org/Obrero.shtml
(Modificado)

ENAJENACIÓN
El término "enajenación" comúnmente se refiere a un sentimiento de separación, de estar solo y lejos de otros. Es decir, puede ser entendida en términos muy generales como un sentimiento, una experiencia de aislamiento, impotencia y frustración; como una pérdida de control de la propia vida e incluso como la sensación de distanciamiento de la sociedad e incluso de nosotros mismos. Para Marx, la enajenación no era un sentimiento ni una condición mental, sino una condición económica y social de la sociedad de clases--en particular, de la sociedad capitalista.

La enajenación, en términos marxistas, se refiere a la separación de la masa de asalariados de los productos de su propio trabajo. Marx expresó primero esta idea, de forma algo poética, en sus Manuscritos de 1844: "El objeto que el trabajo produce, su producto, se presenta como algo opuesto a él, como una fuerza independiente del productor".

Marx no realiza un análisis de toda forma de alienación, sino solamente realiza un análisis concreto de la alienación específicamente capitalista. Así, el estudio de la alienación sirve desde luego, para darnos cuenta de una categoría fundamental, que nos sirve en general para hacer una severa crítica a la cultura postmoderna y en particular a la cultura capitalista, en donde podemos encontrar que la enajenación la vivimos en la vida cotidiana y en donde además ésta nos sirve para justificar la pasividad, la posición de victimas ante el poder político o el poder económico y la imposibilidad de transformar el mundo.

La mayor parte de nosotros no es dueña ni de las herramientas, ni de la maquinaria con que trabajamos, como tampoco de los productos que producimos--estos pertenecen al capitalista que nos empleó. Pero todo con lo que (o sobre lo que) trabajamos en algún momento provino del trabajo humano. La ironía es que dondequiera que miremos somos confrontados con la labor de nuestras propias manos y cerebros, y sin embargo estos productos de nuestro trabajo aparecen como cosas fuera de nosotros, y fuera de nuestro control.

El trabajo y los productos de nuestro trabajo nos dominan, en vez de lo contrario. En vez de ser un lugar en donde realicemos nuestro potencial, el lugar de trabajo es meramente un lugar al que nos vemos obligados a ir para obtener dinero para comprar las cosas que necesitamos.

"Así que", escribió Marx, "el trabajador se siente a si mismo cuando no trabaja; cuando trabaja, no se siente a si mismo. Se siente a gusto cuando no trabaja, e incómodo cuando trabaja. Su trabajo, por lo tanto, no es voluntario sino forzado, es trabajo forzado. Es, por lo tanto, no la satisfacción de una necesidad pero un mero medio de satisfacer las necesidades fuera de éste. Su carácter enajenado es demostrado claramente por el hecho de que tan pronto como la compulsión física (o similar) deja de existir, se le rehúye como a la peste".

En la producción capitalista, los bienes se producen para el mercado, para obtener una ganancia. Lo que importa para el trabajador, como he dicho, es que él o ella obtengan una remuneración adecuada por su trabajo. Qué se produce, en este sentido, es inmaterial.

También es completamente inmaterial para los capitalistas. Mientras que lo que ellos hagan un mercadeo y pueda ser vendido con una ganancia, a ellos no les interesa un comino si lo que venden son piedras o agua embotellada. En este proceso, el capitalista ve al trabajador como un mero componente de la producción--un bien (su trabajo) para ser exprimido tanto como sea posible.

Además, dado que el objetivo de la producción capitalista es la ganancia y no el satisfacer las necesidades humanas, los productos del trabajo efectuado anteriormente (denominado "muerto")--como la maquinaria y los materiales, que son controlados por los capitalistas--dominan completamente el trabajo actual (denominado "vivo"). Los trabajadores son literalmente esclavos de la máquina y del proceso del trabajo. Este los controla, en vez de lo opuesto.

Es por ello que, "El trabajador se vuelve más pobre en la medida que produce más riqueza y a medida que su producción crece en poder y en cantidad. El trabajador se convierte en una mercancía aún más barata cuantos más bienes crea. La devaluación del mundo humano aumenta en relación directa con el incremento de valor del mundo de las cosas. El trabajo no sólo crea bienes; también se produce a sí mismo y al trabajador como una mercancía y en la misma proporción en que produce bienes.

Este hecho supone simplemente que el objeto producido por el trabajo, su producto, se opone ahora a él como un ser ajeno, como un poder independiente del productor.

Quizás una de las formas más degradantes de la enajenación es la manera en que todo puede convertirse en un bien que puede ser comprado y vendido--inclusive el sexo.

Hay otro aspecto de la enajenación que Marx llamó el "el fetichismo de los bienes". Lo que él quiso decir con esta frase extraña es la manera en que la relación social entre seres humanos, en el contexto de la producción para el mercado capitalista, toma "la forma fantástica de una relación entre cosas".

En el capitalismo la misma idea de naturaleza humana, queda alienada o fetichizada, en este sentido el fetichismo de la mercancía, se refiere de que el producto de la practica humana, cuando se convierte en mercancía, es decir, cuando se vende en un mercado, esconde su origen humano, y se contrapone al hombre como objeto natural con leyes propias. Fetichismo es otro término que agrega Marx al léxico de alienación.

Es precisamente sobre la fetichización de la naturaleza humana, entendida como una red de relaciones económico-sociales, que se erige la alienación de toda la cultura, la cual culmina en la religión.

Marx descubre que es el capitalismo el principal origen de la enajenación, es decir, como un efecto del capitalismo, el ser humano se encuentra no sólo ajeno de sí mismo, sino también de los demás hombres, y es ajeno del mundo que el mismo ha creado y transformado.

La naturaleza anárquica e imprevista de la producción para el mercado implica que sus participantes no son capaces de controlarlo. El resultado es que el comienzo de un periodo de crecimiento económico o el desliz hacia una brusca contracción son acontecimientos que suceden independientemente de la voluntad de los participantes. "Para ellos", dice Marx, "su propia acción social toma la forma de actos de objetos, que gobiernan a los productores en vez de ser gobernados por ellos".

La única manera de superar la enajenación es cuando los trabajadores decidan abolir colectivamente su separación de la propiedad y el control de los medios de producción, y usen este control para abolir el mercado y lo reemplacen con una planificación consciente que permita satisfacer las necesidades humanas.

Fuente (s):
1. Marx, Karl. "Manuscritos Económico-Filosóficos". Fondo de Cultura Económica, México 1992.

2. Feuerbach, Ludwig. "Tesis Provisionales Para La Reforma de la Filosofía". Labor, Barcelona 1976.

3. Fromm, Erich, et al. "La Soledad del Hombre". Monte Ávila Editores, Caracas 1970.

4. Hegel. "Fenomenología del Espíritu". Fondo de Cultura Económica, México 2000.



Como actividad complementaria al contenido temático ya visto, y en apoyo a las actividades del Programa de Acreditación en Grupos Colaborativos (PAC), debes de realizar las siguientes actividades:
1. Resumen del tema, que deberá de ser como mínimo, media cuartilla y como máximo una cuartilla.
2. Realizar un cuadro o un mapa conceptual sobre tema revisado.
3. Como aplicarías el tema en tu vida cotidiana.
P. D. Esta actividad esta compuesta por los temas enajenación y fetichismo.

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