martes, 7 de diciembre de 2010

2.2. FETICHISMO



FUENTE:
http://googleusercontent.com/commodityfetishism

FETICHISMO
Este término deriva de Fetiche (del portugués fetiço: hechizo) que alude a un ídolo u objeto de culto, de ciertos pueblos primitivos. A este objeto, al fetiche, se le atribuían propiedades mágicas derivadas de un dios o de determinada persona.

Una idea añadida en la segunda edición de la Capital de Marx. Es en general, el análisis de la mercancía que se realiza para revelar la anatomía microscópica de la sociedad burguesa, Y también para demostrar que la riqueza capitalista es siempre una obligada comparación entre las mercancías.

Sin embargo, según Marx, la mística o personajes fetiche de estos productos no radica en su valor de uso, sino en el hecho de que los productos que son mano de obra, De qué manera determinadas relaciones sociales entre los hombres asumen la forma fantástica y alienado de una relación entre las cosas.

Aquí el fetichismo es llevado una vez mas a participar en las relaciones humanas llegan a ser vistos como propiedades de los objetos inanimados. A raíz de Feuerbach, Hasta su mentor de 1845, Marx dice que la analogía de verdad en la religión. En la religión en general y de la idolatría, en particular, lo que no son más que las producciones del cerebro humano aparecen como seres independientes con una vida propia. Al igual que los dioses son inseparables de sus creadores humanos, de modo que el fetichismo es inseparable de la producción de mercancías. Este concepto se encuentra a menudo adoptado para mostrar la permanencia de la preocupación inicial de Marx con la alienación humana y con la enajenación del trabajo.

En el trabajo semiótico de Baudrillard, el fetichismo de la mercancía se ha desplegado para explicar los sentimientos subjetivos hacia los bienes de consumo en el reino de la "circulación", es decir, entre los consumidores. Baudrillard estaba especialmente interesado en la mística cultural añadida a los objetos por la publicidad, que anima a los consumidores para la compra como ayuda para la construcción de su identidad personal.

En Para una crítica de la economía política del signo (1972), Baudrillard desarrolla una noción de la señal de que, como la noción del espectáculo de Debord, corre junto a los productos básicos de Marx.

Otros teóricos se han preocupado por la situación social de los productores de artículos de consumo en relación con sus consumidores. Por ejemplo, la persona que posee un Porsche tiene más prestigio que la gente que trabaja en la cadena de montaje que lo produjo. Pero esta versión de fetichismo de la mercancía se refiere más a la creencia de que el coche (o Cualquier Objeto manufacturado) es más importante que las personas, y confiere facultades extraordinarias más allá de la utilidad material de aquellos que lo poseen (consumo conspicuo).

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